Una fascinante historia - Parte 2

5/8/20241 min read

a coffee pot filled with a mixture of coffee
a coffee pot filled with a mixture of coffee

Hoy cada rincón del mundo ha hecho suyo este regalo etíope. En el siglo XV, los místicos sufíes de Yemen ya lo usaban para mantenerse despiertos durante sus largos rituales de devoción. Al poco tiempo, los comerciantes lo llevaron a Estambul, donde el primer café turco fue preparado y consumido con reverencia. Más tarde, los venecianos, siempre atentos a las novedades del Mediterráneo, lo importaron a Europa, y pronto, París, Londres y Viena quedaron cautivadas por esta bebida.

Imagínate, querido lector, los cafés de París en el siglo XVIII, llenos de filósofos, artistas y revolucionarios, todos ellos con una taza de café humeante entre las manos, discutiendo sobre el destino de la humanidad mientras el aroma del café llenaba el aire. En cada sorbo, parecían encontrar una chispa de inspiración, una nueva idea, una solución a un problema. Tal vez, sin el café, las luces de la Ilustración nunca habrían brillado con tanta intensidad.

Así, lo que comenzó como una simple curiosidad en las montañas de Etiopía se convirtió en una bebida que transformó la historia del mundo. Desde las vigas de los monasterios hasta las calles de las grandes ciudades, el café ha sido el combustible de las ideas, las revoluciones y los sueños. Cada taza que bebemos hoy, donde sea que estemos, lleva consigo esa larga tradición, ese viaje de siglos, cargado de historias, leyendas y momentos inolvidables.

Así que la próxima vez que sientas el calor de una taza de café entre tus manos, recuerda a Kaldi, sus cabras y ese pequeño arbusto en las montañas de Kaffa. Porque, en cada sorbo, estás saboreando un pedazo de historia.